Imagina que es tu amante
Imagina que es tu hermana
Imagina que es tu enemiga

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Nos conocíamos poco, habíamos visto a Claudia en escena 1 o 2 veces, ella a nosotrxs probablemente ninguna, pero nos reconocíamos en alguna tangencia de la vida, a saber, el teatro quizá o todo lo que rodeaba al hecho en sí de andar por allí.
Claudia ha sido una de nuestras maestras. Eso es algo que aquel jueves aún desconocíamos, pero desde la intuición no nos negamos a montar una pieza con ella, daba igual que esa pieza se mostrase solo 3 días después. Su única premisa fue que no le dijéramos una sola palabra sobre el contenido.

Claudia nos pedía desmontarle el saber ahí, a 3 días vista y delante de quien viniera, el saber de su cuerpo y la sustancia que acoge. Era el espacio DT, en el ciclo La vida vista por la vida que montó junto a Jaime Conde Salazar, quien también intervino, y con César González Ramos, más conocido como Pinche, pianista y profesor de composición e interpretación a quien también invitamos.

Mientras Pinche toca algo de Schopin en un clavinoma, Claudia está en camerinos. Hemos pedido a 2 personas que no se conozcan entre sí que vayan a visitarla allí. Lxs que nos quedamos en la caja no sabemos qué pasa en su encuentro. Se escucha alguna risa, poco más.
Pinche termina de tocar y va a por ellxs, que vuelven sin contarnos nada.

Juntxs construimos una hora atravesada por siete escenas. En la última, después de contarnos por qué ese que lleva es su vestido favorito, Claudia ejecuta unos pasos de ballet ante nosotrxs, unos que, nos contaba la noche del encargo, nunca más bailaría, nunca nunca más a no ser que alguien (¿o nos dijo vosotrxs?) se lo pidiera.